¿Han utilizado alguna vez un termómetro de las emociones para ayudar a los niños a expresar sus sentimientos?
Ser capaces de identificar, etiquetar y expresar las emociones es un paso fundamental en el desarrollo emocional y social de los niños. Al comprender las emociones de las personas que les rodean, aprenden a responder de forma apropiada y a establecer relaciones. Además, el ser capaces de comunicar sus propios sentimientos permite a los padres guiarles y ayudarles en su desarrollo emocional y en la resolución de problemas.
Algunos niños tienen dificultades para identificar, etiquetar o expresar sus emociones. En estos casos, una herramienta como el termómetro de las emociones puede ser un gran aliado para padres, maestros o psicólogos.
¿Qué es un Termómetro de las Emociones?
Un termómetro de las emociones (o termómetro emocional) es una escala visual que gradúa la intensidad de las emociones apoyándose en imágenes, dibujos, fotografías o «emoticones».
¿Cómo Utilizar un Termómetro de las Emociones?
Utilizar un termómetro de las emociones no consiste simplemente en ponerlo delante de nuestro hijo y pedirle que nos explique cómo se siente. Hay una serie de pasos previos que necesitamos dar para que este ejercicio de los frutos que deseamos. Los siguientes consejos pueden ayudarnos a sacar el máximo beneficio de nuestra escala visual:
Comenta cada imagen con tu hijo. Etiqueta y describe la emoción que representa esa imagen
¿Qué representa cada imagen? ¿Cómo me siento cuando experimento ese sentimiento? ¿Cómo cambia mi cuerpo? ¿Cómo lo exteriorizo o expreso?
A continuación, comparto las respuestas que elegimos para cada uno de los cinco niveles de nuestra escala visual. Estos nos pueden dar una idea de las respuestas que podrían surgir cuando utilices el termómetro de las emociones. También los puede servir para realizar sugerencias si el niño está un poco bloqueado o necesita ayuda.
¿Cómo me siento en cada nivel y en qué se nota?
- Emoción con una gran sonrisa (nivel 1): representa la felicidad, estar contento. Me va genial y lo noto porque sonrío o suelto carcajadas.
- Emoción plácido inseguro o imprudente, con una cara algo más neutra (nivel 2): todavía me siento bien. Estoy cómodo, nada me molesta. Igual no me carcajeo como antes, pero sigo sintiéndome bien.
- Emoción con una cara triste, ansioso, nervioso (nivel 3): algo ocurre que me está molestando. No me siento bien. Comienzo a sentirme enfadado o enojado. Se nota por fuera porque frunzo el ceño, ya no me apetece sonreír y comienzo a llorar. Me he puesto serio.
- Emoción con cara agitada con temor a perder el control (nivel 4): Me siento realmente enfadado. Es posible que diga cosas que no son agradables.
- Emoción con la cara muy enojada y fuera de control (nivel 5): ¡He perdido el control! Estoy SUPER enojado/enfadado. Chillo. A veces me hago daño a mí mismo o a los demás. Digo palabras feas. Puedo llegar a romper objetos. Lanzo juguetes.
Decide con el niño cual será el plan de acción contra la ira
Un gran beneficio de esta herramienta es que proporciona una oportunidad inmejorable de trabajar en el desarrollo de habilidades de afrontamiento:
- Habla con tu hijo sobre las actividades y estrategias que se pueden utilizar para gestionar sus emociones cuando esté en cada uno de los niveles de la escala que hemos mencionado
- Practica cada estrategia seleccionada cuando el niño está calmado y feliz
- ¡Repite, repite y repite la práctica! La repetición facilita que se automaticen las distintas estrategias. De esta forma será mucho más probable que las ponga en práctica cuando se encuentre enfado o ansioso.
Estos son algunos ejemplos de actividades para gestionar la ira y/o calmar la ansiedad en niños:
- Ejercicios de respiración. Un ejercicio de respiración sencillísimo y que funciona muy bien.
- Cambiar de situación: abandonar el lugar donde se ha producido el episodio de ira y trasladarse físicamente (otro lugar) o cambiar de actividad.
- Realizar ejercicio físico- «Quemar energías» (saltar, correr,…). La actividad física cambiará el foco de atención a una actividad no relacionada con la que provocó el enojo.
- Expresar la emoción a través del dibujo o la escritura
- Sustituir los malos pensamientos por otros buenos
- Utilizar la imaginación. Imaginar un sitio tranquilo, imaginar que un escudo te protege de los malos pensamientos, imaginar que lanzas los pensamientos negativos y te deshaces de ellos.
- Ejercicios de yoga y mindfulness.
Para muchos padres el termómetro de las emociones ha sido casi una herramienta «milagrosa». Se he convertido en un elemento indispensable en la rutina de relajación. Hasta el punto de que el simple hecho de tomar en sus manos la escala visual, comienza a tener en sus hijos un efecto de calma. También disfruta explicando qué acontecimientos/pensamientos le hicieron pasar de un nivel a otro.
"Recuerda que el ayudar a sus hijos a controlar sus emociones a tiempo hará adultos felices"
Fuente: cuentameuncuentoespecial.com
