Nosotros, los adultos, estamos acostumbrados a hablar con los niños y niñas sobre normas, valores, virtudes y defectos. Normalmente somos buenos para explicar que está mal pelear, tomar las cosas de otra persona o decir malas palabras.
Explicamos cómo ser un buen amigo y hablamos sobre los conflictos y peligros de Internet. Pero existen temas que muchos de nosotros, los adultos, encontramos difíciles para conversar con los niños y niñas, tales como las relaciones, las partes privadas del cuerpo y lo que se puede y no se puede hacer con el cuerpo de los demás.
Cuando se tratan temas de violación o abuso sexual infantil en los medios de comunicación, Save the Children suele recibir inquietudes de los padres y madres de familia y de otros adultos sobre la manera en que pueden abordar el tema con los niños y niñas. ¿De qué manera puedo expresarme sin causar preocupaciones o miedos? ¿Qué es lo que los niños ya saben? ¿Por dónde debería empezar? Pero también: ¿De qué manera puedo proteger a mis hijos?
Sería ideal poder presentar un modo 100% a prueba de fallos para proteger a niños y niñas del abuso sexual, pero eso no es posible. Sin embargo, hay mucho que los adultos pueden hacer, precisamente teniendo el valor de conversar con los niños y niñas sobre el cuerpo y sus límites, incluso cuando a veces resulte incómodo.
Al concientizar a los niños y niñas —tan pronto como sea posible— sobre el valor de sus cuerpos y sobre cómo decir que sí y que no, podemos darles la sensación de seguridad y el criterio de aquello que es bueno y correcto, ahora y en el futuro. Al mismo tiempo, facilitaremos que los niños y niñas que hayan sufrido abusos puedan hablar al respecto.
Para hacerlo más sencillo para padres de familia y adultos, Save the Children ha elaborado ¡Respeten mi cuerpo!, que ofrece consejos sobre cómo empezar a conversar con niños y niñas de diferentes edades sobre estos temas.
Esperamos que luego de haber leído ¡Respeten mi cuerpo! se sientan más confiados para hablar con sus hijos e hijas sobre el cuerpo y sus zonas íntimas, y que ayuden a darles fuerza interior y un criterio sobre lo que parece bueno y lo que parece malo.
Fuente: Save the children, México
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